La #NarcoPoesía puede ser
Esperar,
Aburrirse,
Resoplar,
Golpear el agua con rabia.
Masturbarse.
Rasgar el aire,
Atrapar el vacío
Y lanzar, furioso,
El reloj contra el espejo.
Ir y no volver.
Llegar siempre tarde,
De resaca,
Mal y nunca.
No saber desabrocharte el sujetador
Por falta de experiencia.
Todo lo que ellos
(Esos intelectuales
Del fotográfico ruido)
Califiquen como insuficiente
O simplemente patético.
Eso es hacer tuya la ley de Murphy
De la poesía.
Entonces te liberas
De la etiqueta de hombre bueno.
¿Cuánto vale la vida de un hombre bueno?
¿Nada? ¿Todo?
¿Y qué se supone qué tengo qué hacer con mi vida?
Ya no soy joven
Ni guapo,
Ni tengo hijos a los que legar mis paranoias.
No tendría, ni siquiera,
Que estar escribiendo estas líneas.
Debería dejar estas estrofas
Para los jóvenes atormentados
Que son, a fin de cuentas,
Todo belleza.
Decadente y magnífica belleza que aún conservan
Como recientes ángeles
Caídos que son.
Como una postal de otoño.
Y no esperar,
Aburrirme,
Resoplar,
Golpear el agua con furia
O masturbarme,
Etc, etc...
En busca de unos gramos
De sentimiento sin adulterar
Que meterme en vena
Para darle sentido a esta puta vida.
Una vida de sofá
Y decepciones
Que te hacen engordar
Y odiar a partes iguales
Con cada verso,
Cada sueño,
Cada promesa
Que no sale.
Y ser mordido por la rabia
De las ratas más grandes que hayas visto
Y contagiar a todos.
Nota mental: ¿Y si fuera a un McDonald's armado tan solo
Con mis mejores poemas?
¿Y recitar en un estadio,
En pleno partido de fútbol?
¿Me convertiría en un #NarcoPoeta?
¿Despertaría a esta sociedad?
¿Les haría tan #versodependientes como yo?
¿Y si no quiere ser despertada?
¿Moriría abatido por la indeferencia?
¿Cuánto vale la vida de un hombre bueno?
¿Nada? ¿Todo?