No podía ser de otra manera:
Fulminando siglos y supersticiones.
De entre las sombras de cien años atrás,
De pólvora y olvido.
De saber que encuentro a la mujer libre,
Independiente,
Madre,
Hija
Y con su espíritu.
De la mujer,
Sólo mujer.
Ni puta ni santa.
La única capaz de regenerar la vida
Con toda su fuerza,
Volviendo a dar nombre
Te llamas Eva y no te gustan las manzanas.
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