Ya dejaron de impartir justicia.
Con los enfermos,
privatizando su dolor.
Con los impedidos.
condenados a no levantarse.
Con los desahuaciados,
ensordeciendo sus corazones.
Con los obreros,
añadiendo sangre y lágrimas
al sudor de su frente.
Nos roban el pan
mientras estamos en el circo
aplaudiendo a ladrones y prostitutas.
Animándonos para que seamos como ellos.
Aquel que tenga estudios,
ahí tiene la puerta,
nos señala Colón desde Madrid a Barcelona.
Pronto, nos prohibirán la alegría,
Y no quedará rima que sostenga estos versos.