lunes, 18 de agosto de 2014

En el cañón del río Lobos (Provincia de Soria)

No te adentres, viajero, en el cañón del río Lobos. Detén tus pasos y no llegues hasta lo más profundo. No contemples la titánica muralla de piedra que cobija esta ermita templaria. No observes sus pentáculos invertidos y las inquietantes figuras que hay en sus muros. No te preguntes que pueden significar. No sigas. Da media vuelta y no llegues hasta la cueva. No asciendas dificultosamente por ella y no termines intentando encontrar pinturas rupestres en lo más profundo.

Huye, huye y no te vuelvas. No contemples todo el conjunto. No mires atrás o te robará el alma y querrás ser uno de los buitres leonados que vigilan, allí, en sus cumbres.

Aquí, la magia y la naturaleza, mandan y tú, viajero del siglo XXI, tú con toda tu tecnológica soberbia, eres sólo un minúsculo intruso. Apenas, nada.

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