jueves, 16 de abril de 2015

Al borde del precipicio


Ya me gustaría sacar del precipicio mis palabras. 

Elevar, como en su día lo hicieron,
Los ahora inmortales,
La poesía.

Llegar con ella
Hasta ese mundo de las ideas,
Dónde, según el propio Platón,
No hay confusión posible.

Pero no puedo.
No puedo.

Mis versos no entienden de metafísica.

Mis versos miran directamente hacia el suelo.
A pie de calle,
No a lo más alto.

No sé lo que sucede allá arriba.

Sólo que, de cuando en cuando,
Los cielos tiemblan
Y cae alguna estrella.

Y algo parecido a la inmortalidad
Y algo parecido a tus lágrimas
Explota y riega el planeta
Enfangando los caminos
Y oscureciéndolo todo.

Y ahí estoy yo,
Temblando por el frío
Que deja esa ausencia.

Preguntándole a la nada:
¿Cómo es posible que los dioses
Lo permitan?

Y no obtengo respuesta.

Por más que rezo,
Por más que suplico,
Por más que imploro. 

No obtengo respuesta.

Será el silencio,
Este silencio que parte el alma en dos,
La única compañía que me quede.

Y entonces, las preguntas
Se hacen más profundas
Y hieren y escuecen
Más que nunca.

¿Dónde está el remedio?

¿Dónde el amor
Con el que se supone que nos crearon? 

¿Es éste el precio de la libertad?

¿Es ésto lo que realmente vale la vida?

Entonces, me olvido de la belleza,
De la bondad,
De la música.

Incluso de la creación de una Era,
Que, como profetizó Tiresias,
El espíritu errante, el ciego, el sabio,
Se evaporaría con el rocío.

Moriría con los primeros rayos de sol
Como así ha sido.

Y es que así son los sueños.

Imperecederos,
Los menos.

Luces,
Ideas que, por descabelladas,
Se abandonan,
Los más.

¿Dónde está el sentido?

¿Quién o qué nos frena?

¿Podremos alguna vez ser felices
En el aquí y en el ahora?

Demasiadas incógnitas
Para resolver sin el alcohol necesario
A falta de tus caderas. 

Metafísica, ya lo he dicho, 
La justa. 

No quiero ir más allá 
De tus labios al venir a los míos. 

Más allá, 
De la última botella. 

Más allá de esta lluvia. 

El acantilado puede esperar, 
La tristeza desaparecer, 
Morir la muerte.

Que se agiten, rebeldes,
Los cielos. 

Y de ese mundo real y mágico
Que venga una segunda,
Una tercera,
Cientos de oportunidades. 

¿No las tenemos todos?

¿Acaso no las merecemos?

Vuelve a leer las líneas de tus manos
Y dime si es o no cierto. 

Vuelve a mirarte en el espejo
Y dime si eres o no, 
Un sueño imaginado
Cientos de años antes de que nacieras 
Aquí, 
Conmigo.

Al borde del precipicio.

(Y ahora dime
Si esto, esto,
Somos tú y yo
O es tan solo un poema). 

viernes, 10 de abril de 2015

Mujer canalla

¿Dónde estarán esos ojos delincuentes
Y esos labios perdonavidas
Que quieren robarme el alma
A plena luz del día?

¿Dónde andará ese cuerpo del delito
Que quiere trazar conmigo
Un corazón caído con tiza?

¿Dónde te escondes, mujer canalla?

¿Bajo qué promesa?
¿Bajo qué falda?

¿En qué rincón
De mi vida
Harás mi próxima herida?

¿En qué canción?
¿Bajo qué versos?
¿En qué película?


jueves, 9 de abril de 2015

Canto

Canto desde el fondo de las ruinas,
Desde el Sí rotundo.

Canto para resquebrajar
Mi corazón de tierra y hielo.

Canto para acabar
Con este invierno perpetuo.

Canto porque quiero cantar,
Porque me gusta desafinar en voz alta.
Canto para que los cielos se oscurezcan,
Canto para que llueva esperanza.

Canto para que el mal huya,
Canto para decir:
" - Mundo, no puedes conmigo ".

Canto para que me salgan alas.
Canto para volar contigo.

Reescribirlo todo

Tenemos que derrumbar la Historia. 

Tenemos que acabar con ella
Como cayeron los muros de Jericó.

A través de la poesía,
A través de la música.

Iremos dando vueltas y vueltas
Durante siete días y siete noches
Y arderá el mundo
Dentro de su cáscara negra.

Hay que reescribir los libros.

Todos.

Contar, si queremos que no nos corten el cuello
 Nuestros hijos y nuestros nietos,
Como la bondad no está arriba
Sino abajo.

Que los que mienten,
Roban y traicionan
Ganan mucho dinero.

Sí.

Y tienen una vida miserable
De soberbia y ostentación
Dónde todo es podredumbre
Y falsas apariencias.

Ellos, infelices,
Pierden la salud
Encerrados en sus ataúdes de oro.

Llorando,
Volviéndose locos
Esperando que se ponga el sol 
Contando y recontando su odio. 

Y escribiremos. 

Sí. 

Escribiremos. 

Daremos testimonio de como
Sus promesas no valen nada.

De por qué son tan etéreas,
Tan falsas
Como su propia existencia.

Y enseñaremos.

Enseñaremos 
Que nada hay
De honorable ni maravilloso
En gobernar y pisotear al pueblo.

Allá los reyes, condes, marquesas,
Presidentes, Ministros,
Y demás Troika de perros sanguinarios.

Dispuestos, siempre,
A arrancar con sus fauces
Los derechos y las libertades.

A ahogar 
El sudor de la frente
De los más débiles.

No. No hay orgullo
En sus lujosas
Y terroríficas vidas.

Sólo vacío.

Y el vacío no se puede atrapar
Cuando lo que necesitas es un abrazo. 

No os dejéis seducir por sus ídolos 
De plasma y de piedra. 

Bufones también ricos
Y huecos por dentro. 

Bufones que han vendido 
Su dignidad al diablo
Para distraeros. 

Bufones que desechan con el tiempo. 

El bien no está con ellos. 

Os lo aseguro. 

Volved a los libros, 
Fijad vuestra vista en ellos. 

Las Ciencias, Las letras...

La Cultura
Como única patria 
Como única religión verdadera. 

La Cultura como reflejo de la belleza,
De la bondad del ser humano. 

El Arte....

Refugiaros en pinturas,
Cuadros, 
Esculturas. 

Maravillaros con los edificios,
Sublimes, creados
Con sangre y con lágrimas. 

La música,
La Literatura....

Estudiad para,
Principalmente,
Escapar a países lejanos.

Donde la codicia sea menor
Y mayor la inteligencia. 

Sabed que el mal no se paga.

Al revés,
Cobra caro. 

Cobra en leyes que callan,
En leyes de ordeno y mando. 

Tenemos que derrumbar la Historia. 

Contar, si queremos que no nos corten el cuello
 Nuestros hijos y nuestros nietos,
Como la bondad no está arriba
Sino abajo.

En la gente humilde y trabajadora 
Que quiere vivir en paz. 

Que se preocupa por los suyos
Y no quiere la gloria. 

Que ésta sólo acarrea consigo 
Miles de muertos. 

Por eso, tenemos que derrumbar la Historia.

Y reescribirlo todo de nuevo.