lunes, 25 de agosto de 2014

El hombre más valiente de este mundo

Conocí al hombre más valiente de este mundo
 Ayer por la noche.

Vende, de manera ambulante, 
Sombreros y gafas de plástico.

Disfraces baratos para gente barata
En sitios peligrosos.

Ya saben.

A pie de chiringuito,
Donde se abusa,
No se disfruta,
Del dulce néctar de los dioses.

Y ese abuso
Nos transforma, al fin,
En animales
Que luchan tanto por disputarse un hueso
Como por humillar al prójimo
Quitándole su único sustento
Entre bromas, regateos y diretes.

Como así le pasó.

Me dediqué a aplaudirle en silencio
Mientras, de la manera más filosófica,
Recogía sus pocos bártulos
Y se alejaba de allí
Sin decir esta boca es mía.


Y, entre su piel cetrina y sus
Castaños ojos
Pude hacerme idea de a quién tenía enfrente.

Quizá, en su tierra natal,
Fuera profesor o médico,
Me dije a mí mismo.

Y la mala suerte le ha traído
Hasta estas orillas.

Donde ser humano es ilegal
Y los bárbaros presumen de no leer
Mientras creen que han regateado
La dignidad.

Cuando justamente ha sido al contrario.

Post Data: ¿a cuántos de los nuestros
Les sucederá lo mismo ahí fuera?

No hay comentarios:

Publicar un comentario