viernes, 1 de agosto de 2014

Muerte siempre en Primavera

Nunca te van a decir que no.

Y tú tampoco a ellos.

Buscas el respeto y

El amor que te quitaron,

Y lo encuentras en pequeñas dosis

Que no duelen.

Entonces, tienes el no tiempo en una mano

Y en la otra, una celda de colores.

En tu cabeza,
Parece que no hay reproches.

Pero no.

Eso es lo más peligroso,

Solo se esconden.

Terminarán por acabar contigo

Y, en tu lecho de muerte,

Pedirás una última dosis,
Una última calada,
Un último corte,
Un último trago.

Y todo el dolor escondido
Aparecerá de golpe.

Y ése, será tu último aliento,

Lo único que lleves.

P.d.: La Primavera siempre estuvo ahí fuera. Lejos de los anuncios.

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