martes, 30 de julio de 2013

Cosas que no se pueden dejar atrás


No podemos dejar que el sol se escape. 

Que salte la valla e ilumine siempre a los mismos. No. No podemos.

No podemos olvidarnos de los días nublados. Cuando los atrapábamos entre el café y la cajetilla de veinte sueños. De encender el mechero y apagar el gris y el frío en las miradas. 

No. No queremos. 

No queremos olvidarnos de sonreir porque sí. Porque nadie nos puede arrebatar los buenos momentos, los guiños a pie de página. 

La ilusión como único imperativo categórico,

Cantar bajo la lluvia exponiéndolo a los cuatro vientos. 

Antes de que cante el gallo negaremos la tristeza cuantas veces hagan falta. 

Nos miraremos al espejo y podremos con todo. 

Ya lo hemos hecho antes.

Sólo hay que dejarse guiar por las estrellas,

Las mismas que nos aguardan.

Las que nos dicen que sí, 

Que ya no habrá que salir corriendo

Ni abrazos que mueran solos.

martes, 9 de julio de 2013

Érase una vez la democracia

Cuando la democracia llegó a nuestros televisores,
todo eran parabienes,
trajes caros y palmaditas en la espalda.

Lo habían conseguido.
Los poderosos.

Cambiaron el producto al estilo
de unos grandes almacenes. Con buenas palabras.
Con la sonrisa más enigmática que imaginara Da Vinci. 

Cuando la democracia llegó a nuestros televisores,
había, apenas, dos canales.
En blanco y negro.

Y, sorprendentemente,
el mundo que aparecía
era de un colorido nunca visto hasta entonces.

Contábamos y cantábamos todos.

Nos contagiamos de ideas y de ilusiones originales.
De deberes y derechos.
De la defensa de los que nunca pudieron defenderse.
Con artículos que nos representaran a todos.

Cuando la democracia cambió nuestros televisores,
hubo debates intensísimos.

Sobre lo bueno, lo malo,
lo divino y lo humano.
Del amor, probablemente,
en los tiempos del cólera.

De subir hasta el Paraíso escalando los Pirineos.

Cuando la democracia trajo consigo más canales,
todo seguían siendo felicitaciones.

La pluralidad,
Europa y Manolo tocando el bombo.

¡Podemos!

Una sociedad más justa y más igualitaria.
Con educación para todos.

Y se consiguió el mayor índice
de alfabetización de nuestra Historia.

Cuando la democracia ha tenido que ir suprimiendo canales,
por culpa de ladrones y proyectos faraónicos,
todo ha seguido siendo como hasta entonces.

He ahí el problema, amigo Sancho.

Que la han desnudado.
A lo que llamaron democracia,
naturalmente.

Los poderosos.
Los mismos de hace casi 40 años,
que se dice pronto.

Cuando han suprimido derechos sociales,
reprimido los debates intensísimos,
negado la educación y la sanidad para todos,
¿qué ha quedado?

Lo de siempre.
Los de siempre.

 Esos mismos trajes caros
y esas mismas palmaditas en la espalda.

Una democracia de chalet con piscina para unos cuantos
Que se guardan la justicia en la cartera.

Prevaricando,
indultando,
contratando
Y de paso,
safari en África.

Y si tengo que perdonar a quienes defraudan,
¡padre, perdónales, porque no saben lo que hacen!

Y todos a seguir trapicheando.

No hay nada como una mayoría absoluta para limpiarse el culo.
Garantía desde 1978.
Buen papel.
De primera.

¿Y el resto?

Negro sobre blanco.
Con wifi y en 2.0.

Eso sí.

Con 4G y su puta madre
ganando el mundial de la hipocresía
mientras nos quitan,
como a niños tontos,
las migas de pan,
nuestro pan,
del camino.

¿Qué se canta ahora?

¡¡¡Goooooollll!!!

Y quién diga otra cosa, toma ostia.

Con la misma garantía que brindan unos grandes almacenes.

Elemental, querido Watson. 

Todo ha sido un sueño.
Cierra ya las maletas y vámonos.
Que este cuento,
colorín colorado.