martes, 24 de septiembre de 2013

Humanidad rupestre

Somos solamente líneas.

Bocetos perfilados en la mente de los que nos rodean.

Inconclusos.

Nos dibujan con óxido en las recónditas paredes de su mente.

En la oscuridad de sus pensamientos.

Y nos convierten en monigotes, a su imagen y semejanza.

El frío les rodea, a fin de cuentas.

Un vida de hielo que convierte en glaciación todo lo que piensan, todo lo que sienten, todo lo que tocan.

Sin salir de sus cavernas.

No pueden ver más allá de los anuncios. De lo que se supone una vida como Dios manda.

Y opinan, critican y desprecian (en el fondo, tienen miedo a la libertad) si no sufres como ellos.

Los mismos,que en su día, también fueron ángeles.

Hombres y mujeres que cayeron en la misma trampa de soberbia y oro contrachapado.

Del mármol que crees que eres a la carcoma que serás.

Muerto, una semana y olvidado.

Así está escrito en las puertas del monte Olimpo, en las tablas del Sinaí.

Eso fue lo que gritaron en Pompeya los hijos que se salvaron.

Homero se arrancó los ojos por ello.

Y únicamente le quedaron fuerzas para buscar la inmortalidad en la astucia de un loco.

El único que desafió a los dioses para que le dejaran en paz.

El único que sintió la magia.

El poder de la piel y los huesos más allá de las aristas rocosas.

El sonido de un corazón palpipante, con la imaginación fluyendo por sus venas

Con la fuerza suficiente para ir más allá del mundo cognoscible

Y poder convertirnos en héroes por iniciativa propia.

Y que nadie piense y se arrepienta de lo contrario.

Sí. Lo somos.

Somos la misma Naturaleza.

Tenemos el poder de crear un mundo magnífico.

Coger arcilla, eliminar prejuicios.

Formar la figura que queramos sin importar el que dirán,

Ir un paso más allá de lo convencional,

Evolucionar regalando felicidad a cada momento,

Ser el universo por un segundo.


Nunca más será necesario hacerlo en siete días

Ni dejar que nos pinten desde niños nuestro destino,

mejor dicho, lo que no pudieron hacer

Esperando que cumplamos el suyo.