Conozco esa mirada.
De desprecio, de rabia,
De silencio.
De silencio.
De pensar que los sueños son
Solamente tuyos
Y que ningún adulto hijo de puta,
Tiene derecho a sacarte despierto de ellos.
Solamente tuyos
Y que ningún adulto hijo de puta,
Tiene derecho a sacarte despierto de ellos.
Bruscamente.
Porque a él le dé la gana,
O bien,
Porque ya va siendo hora.
O bien,
Porque ya va siendo hora.
Sí.
Lo digo muy en serio.
Conozco esa mirada.
No es, ni más ni menos,
Que La misma que yo ponía
En defensa propia.
Que La misma que yo ponía
En defensa propia.
Cuando sólo quería,
No entender,
No luchar.
No entender,
No luchar.
Divertirme.
Cuando me lo daban todo hecho.
- ¿Y a mí qué coño me importa
Este puto mundo que habéis inventado?
Este puto mundo que habéis inventado?
¿Qué me importan tus reglas,
Tus consejos
(Aunque sean buenos)?
Tus consejos
(Aunque sean buenos)?
Tus normas.
Sólo sé que estoy asustado,
Muy asustado por lo que veo ahí fuera
Y no me gusta en absoluto.
Muy asustado por lo que veo ahí fuera
Y no me gusta en absoluto.
Y sólo pido un abrazo
Y un poco de libertad
Para hacer las cosas a mi manera.
Y un poco de libertad
Para hacer las cosas a mi manera.
O no hacerlas.
Y salir de esta pesadilla
Siendo ya mayor
Y que todo esté solucionado.
Siendo ya mayor
Y que todo esté solucionado.
Sí.
Soy capaz de ello.
Soy el tío más especial que conozco,
El más chulo del barrio. -
Eso decía mi mirada
Cuando yo era como tú.
Eso decía mi mirada
Cuando yo era como tú.
Por eso conozco la tuya.
De sobra.
Y también la honda tristeza en la que desemboca.
Cuando un mal día te das cuenta
Que, efectivamente,
Han pasado ya los años
Y no ha venido nadie
A solucionarte nada.
Que, efectivamente,
Han pasado ya los años
Y no ha venido nadie
A solucionarte nada.
¡Qué ingrato!, ¿verdad?
¡No hay derecho!
Ese mismo mundo,
Ése que pensabas que se movía a tu paso,
Desgraciadamente,
Ha seguido girando a su bola.
Ése que pensabas que se movía a tu paso,
Desgraciadamente,
Ha seguido girando a su bola.
Sin ti.
Y no te han dejado, encima,
Ningún regalo
Debajo del árbol.
Ningún regalo
Debajo del árbol.
Y quieres protestar
Quejándote, como siempre
Y principalmente
A tus padres.
Quejándote, como siempre
Y principalmente
A tus padres.
Pero papá y mamá ya no están
O bien falta alguno de ellos
O bien ninguno tiene trabajo.
O bien falta alguno de ellos
O bien ninguno tiene trabajo.
Y hay que comer, vestirse
Y pagar gastos que antes ni te imaginabas.
Y pagar gastos que antes ni te imaginabas.
Y entonces no te queda más remedio
Que ir naufragando en empleos
Donde, por desgracia,
Vendes tu alma al diablo
Por un mínimo salario.
Que ir naufragando en empleos
Donde, por desgracia,
Vendes tu alma al diablo
Por un mínimo salario.
Como superviviente que eres.
Y dejas de mirarte en el espejo
Como antes.
Como antes.
Con esperanza.
Y la resignación te nubla la vista.
Y comienzas a forzarla
Hasta que al final retornas
A esa mirada adolescente
De desprecio, de rabia
De silencio.
Hasta que al final retornas
A esa mirada adolescente
De desprecio, de rabia
De silencio.
Y lo pagas con el primero que
Se pone a tiro.
Se pone a tiro.
Y, poco a poco,
Te vas transformando
En uno de esos cadáveres
Que se ven vivitos
Y coleando por la calle,
En los bares.
Te vas transformando
En uno de esos cadáveres
Que se ven vivitos
Y coleando por la calle,
En los bares.
En el transporte público.
Fulminándote con la mirada.
Esa mirada.
La misma que tú tienes ahora.
Esa mirada.
La misma que tú tienes ahora.
Esa que por donde pisa,
No vuelve a crecer la alegría.
No vuelve a crecer la alegría.
Y ahora, dime:
Realmente,
¿Quieres contemplar así
Al resto de tu vida?
¿Quieres contemplar así
Al resto de tu vida?
No hay comentarios:
Publicar un comentario